MI PAREJA DE BAILE
(A mi querido sobrino, Álvaro)
Gestación deseada,
fruto del amor de dulces madrugadas.
Vas creciendo un poquito cada día,
ya pequeña se hace tu morada.
El cascarón se rompe,
dejando atrás la oscuridad pasada.
Feliz alumbramiento que el destino nos regala,
te recibimos contentos,
con gran alborozo en el alma.
Precioso niño que a sus progenitores colma
con felicidad sus esperanzas,
tu madre te sostiene en sus brazos,
con lágrimas emocionadas,
tu padre mira con mimo,
el precioso regalo de su amada.
Morenito querubín que inocente al mundo llega,
tras una emocionante espera,
formas con tu hermana la hermosa pareja,
que la danza de tu hogar completas.
Todo son emociones,
lloros y sonrisas mezcladas,
todos queremos mecerte,
con nanas tarareadas.
Comienzas a balbucear tus primeras palabras,
tus ojos como luceros nos hablan con su mirada.
Van pasando ya los días,
celosos velamos tu marcha,
admirados escuchamos: “mamá, papá, tata…”
Te pasean en silleta,
por jardines y por plazas,
tus ojos observan todo,
ningún matiz se te escapa.
Te muestras revoltoso,
inquieto, no paras,
y tu hermosura cautiva
a aquél que por allí pasa.
El tiempo discurre tranquilo,
tu mundo se ha puesto en marcha,
vas avanzando cada día,
las manecillas del reloj no paran.
Emocionado cada mañana,
saludas con tu manita,
a niños curiosos que se acercan,
para contemplar tu profunda mirada.
Al mercado con tu madre,
sentadito la acompañas,
más no tienes sosiego,
no te detienes ante nada.
Llega un día cualquiera,
que tu carácter cambia,
no sonríes,
ya no brilla tanto tu mirada.
Taciturno te muestras,
apenas comunicas nada,
¿Te enfadaste, vida mía?
No comprendemos nada.
Esperamos que la tormenta pronto amaine
y vuelva a ti la calma,
mas aunque tú sigues sin sosiego,
el reloj se hace más lento,
a sus manecillas se les ha añadido una carga.
No comprenden a tu madre,
que son tus ojos y tu alma,
ella ya adivina que en ese puzzle alguna pieza falta.
Tras preguntas sin respuesta,
con gran congojo en el alma,
necesitamos escuchar el sonido
de la cuerda que a este violín le falla.
Noches de insomnio, de angustia,
temores de madrugada,
mi niño ya no es el mismo,
algún renglón a su canción le falta.
El diagnóstico: un mazazo,
todos deshechos en lágrimas,
el niño de sus ojos
ha perdido la estrella que su sendero guiaba.
Escuchamos palabras amargas,
que nos dejan desorientados:
“Espectro Autista,
Trastorno Generalizado del Desarrollo”.
Parece un galimatías,
algo nunca sospechado,
no podemos dar crédito,
a lo que allí escuchamos.
No eres un patrón diseñado,
todo no es una ciencia exacta,
es el cajón de sastre,
donde está todo un poquito mezclado.
Nos surgen mil dudas,
acerca de lo escuchado,
¿cómo será el futuro de mi niño?
¿tendrá que ser siempre ayudado?
Desorientados, perplejos,
indefensos, sin palabras,
queremos protegerte,
pero habilidades nos faltan.
Resulta muy doloroso
que la realidad sea aceptada,
mas el amor que transmites
nos une más en tu batalla.
Aprendiendo cada día
a interpretar tus pensamientos,
intentamos poco a poco
que nos hable tu mirada.
Ya comienzas el colegio,
solo allí te dejamos,
como todos los principios,
un poquito extrañado,
pero alegre te vas adaptando
a tus otros compañeros a ti asemejados.
Juegas y correteas,
en tu nuevo mundo adaptado,
nos explicas con tu lengua de trapo,
figuras diversas que has dibujado.
Pasan días y meses,
muy de cerca te observamos,
asimilando poco a poco
que tenemos que seguir luchando.
A pesar de lo escuchado,
no perdemos la esperanza,
ya retales nos muestras,
de tus nuevas destrezas.
Es una delicia mirarte,
en las fiestas de cumpleaños,
el soplar esas velas encendidas,
el abrir alocado los regalos.
Ya no escatimas en besos,
aunque a veces te los pidamos,
inocente nos besas en los labios,
un beso y otro beso,
¿puede haber mejor regalo?
Adaptada la realidad a tu mundo de los sueños
y avanzando lentamente,
nos sorprendes cada día con frases inesperadas:
“Soy moreno, alto y atractivo”,
te respondo:
“sí, mi alma”.
El destino no quiso
que tu ritmo se acelerara,
pero no temas, cariño,
las melodías más dulces son las baladas.
Cuando te miren extrañados,
no temas ni te escondas,
siempre estarás protegido,
angelito de mi alma.
Todos sin excepción
somos reclusos de alguna prisión,
pero no te preocupes, mi amor,
buscaremos una celda con una vista mejor.
Las personas nunca somos
una casa terminada,
se construye cada día,
como una flor que se cuida,
no un tesoro que se guarda.
No hay mejor sombra
que la que siempre a tu lado camina,
tu querida madre que te vela noche y día,
y su compañero de viaje
que junto a ella peregrina,
por un camino tortuoso
donde no siempre la luz brilla.
No tengas miedo, mi vida,
refugiado en el mundo de tus sueños,
vigilantes estaremos,
en esta andadura de la vida,
seremos tus eternos compañeros.
Al regresar al hogar,
correteas por la casa,
y al frotar tu lámpara mágica,
aparece la compañera de tus grandes aventuras,
ese genio maravilloso,
tu hermana.
¿Te has comprado un vestido nuevo
para acompañarme al baile?
Me preguntas con picardía.
Sí, mi alma,
intentaré estar a la altura
de tu inocencia y tu sonrisa,
que eternamente me cautiva.
Tempranito me recoges,
ya te espero engalanada,
de tu brazo no me suelto,
me siento la princesa de tu cuento de hadas.
Ya llegamos a la fiesta,
embriagados de alegría,
expectantes escuchamos,
los acordes de nuestra nueva sinfonía.
Álvaro, píntame el cielo del color que quieras,
e invítame a verlo juntos…
y deja que tus pájaros vuelen en libertad y se acerquen a mi nido,
si te miras en mis ojos,
verás los tuyos,
espejos que reflejan un amor puro.
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