Diario de Noticias de Navarra recoge nuestra editorial desde la Asociación Navarra de Autismo – ANA por la inclusión, el respeto y la tolerancia hacia las personas con autismo, con motivo del #DiaMundialAutismo2016
“Inclusión, tolerancia y respeto”
Con motivo de la celebración el próximo 2 de abril del Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, la Asociación Navarra de Autismo, junto con la Confederación Autismo España y en consonancia con Autismo Europa, vuelve a incidir en la inclusión, la tolerancia y el respeto, como valores que repercuten directamente en la sociedad y su buen funcionamiento y que son responsabilidad de todos. Dada la naturaleza del TEA y sus características, la heterogeneidad de sus manifestaciones y los propios procesos de cambio que se asocian al desarrollo evolutivo, se hace necesario proporcionar contextos adaptados y disponer de apoyos flexibles y diversos, que respondan a las necesidades individuales de las personas con TEA a lo largo de su ciclo vital, en todas las dimensiones que repercuten en su calidad de vida (personal, educativa, laboral, social, sanitaria, etc.).
El autismo hace referencia a un conjunto amplio de condiciones que afectan al neurodesarrollo, dando lugar a dificultades en la comunicación e interacción social, así como en la flexibilidad del pensamiento y de la conducta. Es una realidad que afecta a 1 de cada 100 niños y niñas que nacen en nuestro país (según Autism Europe – aisbl 2015) o 1 de cada 68 (según la Sociedad Americana de Psiquiatria), por lo que se estima que en España hay más de 450.000 personas que tienen este trastorno, y en Navarra comienzan intervención terapéutica intensiva cada año casi 50 niños.
La inclusión se relaciona con la calidad de vida de la persona; con la forma en que ésta se desarrolla, aprende, participa y desempeña su rol social a lo largo de su vida. La inclusión es un derecho fundamental que debe sustentarse en la igualdad de oportunidades y en la consideración de las necesidades individuales que cada persona tiene para poder disfrutarlas. La inclusión no debe reducirse o equivocarse con términos como “integración” o “entornos ordinarios”. Estos conceptos sólo describen el lugar en el que la persona se encuentra. La inclusión hace referencia a los apoyos, ajustes y adaptaciones individualizadas que son necesarios para garantizar que, de forma real y efectiva, la persona participe en dichos contextos. La inclusión es un derecho que debe garantizarse en cualquier etapa de la vida. Debe ser el elemento transversal y vertebrador que guíe el desarrollo de las políticas públicas y de los sistemas especializados de apoyo. No obstante, nunca debe entenderse como la razón para disminuir la intensidad de los recursos y apoyos que requieren las personas con TEA, o la necesidad de que estos apoyos sean específicos y especializados.
La inclusión requiere un compromiso firme para avanzar en la transformación social y en el desarrollo de los sistemas existentes (educativo, social, sanitario…), de manera que se garantice una respuesta individualizada a las necesidades, únicas y específicas, de cada persona con TEA. La inclusión es una carrera de fondo que debe afrontarse con rigor y seriedad, tomando como punto de salida la situación real de las personas con TEA, así como las limitaciones que tienen los sistemas existentes en la actualidad para darles respuesta. De otra manera, se pondrá el foco únicamente en el deseo de favorecer la inclusión, pero no en los medios que son necesarios para hacerla real y efectiva.
El debate sobre la inclusión no puede simplificarse y reducirse únicamente a hablar sobre “dónde tienen que estar las personas”. El compromiso con la inclusión debe partir de un análisis riguroso de las medidas que son necesarias para dar respuesta a las necesidades, complejas, específicas e individuales, que cada persona con TEA tiene, y hacer los ajustes que sean necesarios para que participe en la sociedad. La inclusión debe garantizarse a lo largo de toda la vida de la persona con TEA. Debe abarcar la etapa educativa de la persona, pero también, y de manera muy significativa, su vida adulta. La inclusión debe de tener continuidad en la trayectoria evolutiva, siendo un principio esencial de los apoyos que la persona con TEA precise a lo largo de la misma.
Favorecer la inclusión real de las personas con TEA requiere incrementar el conocimiento y la comprensión social sobre los TEA. Promover políticas públicas que garanticen la atención individualizada y especializada a cada persona con TEA, de manera que sea esta identificación de necesidades individuales la que guíe la planificación de los apoyos que la persona requiere, y la elección de los sistemas o recursos que pueden darle una respuesta más adecuada. Financiación y recursos (suficientes y apropiados), para abordar los retos de la inclusión en todas los ámbitos de la vida de la persona (educativo, laboral, social, etc). Formación de los sectores y agentes clave de los diferentes sistemas en los que se desarrolla la persona con TEA para incrementar su conocimiento y comprensión de los TEA, y poner en marcha actuaciones que favorezcan la inclusión de estas personas. Colaborar de manera efectiva con las familias y profesionales especializados. Reconocer el papel de las organizaciones especializadas en TEA en la promoción de la inclusión de las personas con TEA, de manera que se pueda aprovechar su experiencia y conocimiento en este ámbito.
Amaya Áriz Argaya
En representación de la Junta de la Asociación Navarra de Autismo.
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