¡Hola!

Me llamo Nerea Tornaría, soy una alumna de 2º de bachiller y os escribo esta carta para daros ánimo y haceros llegar lo que pienso sobre esta situación.

He estado como voluntaria con algunos niños con autismo y ha sido una de las experiencias más bonitas y gratas de lo que llevo de vida. A pesar de cada uno es un mundo completamente diferente se les coge cariño muy fácil.

Ha llegado a mis oídos que algunos vecinos en otra parte de España han gritado a un padre y un hijo por salir a la calle, sin saber la situación en la que vivían. Como voluntaria sé que es muy complicado mantener a los niños en casa porque salir a la calle puede ser una manera de autoregularse y de esta forma mantenerse tranquilo y sin rabietas. Sé también que en algunos casos estas rabietas pueden llevarlos a autolesionarse. Por ese motivo, me parece razonable que podáis salir a la calle, lo que no parece razonable es que os griten y os insulten por ello. Yo, a través de mis redes sociales, igual que otras voluntarias que conozco, hemos difundido lo del pañuelo o camiseta azul. Queremos que os sintáis seguros y no tengáis miedo de salir a la calle porque tenéis todo el derecho del mundo de velar por la salud y seguridad de vuestros hijos, gente muy especial para mi punto de vista. Son ellos los que no enseñan a nosotras, a las voluntarias.

El autismo representa solo una parte de la personalidad de vuestros hijos, no los define como personas. Sus percepciones sensoriales están alteradas pero ellos ven el mundo de diferente manera y creo personalmente que el ver el mundo desde otra perspectiva es algo que les hace especiales en el buen sentido. Siempre he tenido la curiosidad de poder ver el mundo desde otros ojos y si me dieran la posibilidad me gustaría hacerlo desde los suyos.

Ellos, los niños con autismo, son un modelo a seguir porque, tanto vosotros, la familia, como ellos mismos, me hacéis distinguir entre “no quiero” y “no puedo”. Creo que el hashtag #ConAutismoSíSePuede es algo que realmente me llena no solo de esperanza y de alegría ya que siempre vais hacer lo imposible para que ellos puedan adaptarse a nuestra sociedad, pero desde mi punto de vista es la sociedad la que debería hacer algo para implicarse un poco más con los niños y la gente con trastorno TEA.

Cada uno de vosotros me ha abierto la mente, siempre me concentraba en lo que yo no podía llegar hacer y cada uno de vuestros hijos me ha enseñado que debo concentrarme en lo que se hacer y en lo que puedo hacer en vez de concentrarme en aquello que no puedo hacer. Algo que me llama la atención es la implicación de la familia no solo cercana si no también lejana, porque a final de cuentas, yo como vosotros, los queremos sin condiciones, los queremos por lo que son, personas.

En los últimos años, por campañas en diferentes medios, se ha observado una mayor conciencia en la población sobre este trastorno; pero simplemente eso, la población conoce de la existencia de las personas con autismo, de los diferentes signos y síntomas que se presentan en el niño para un diagnóstico temprano, cómo ellos ven y sienten el mundo, pero no se ha llegado a un estado de aceptación del trastorno.

Yo no he vivido con ellos mucho tiempo pero lo poco que les he dedicado me ha abierto los ojos. Debemos buscar la aceptación del autismo, tratar a las personas con autismo como miembros de un grupo minoritario que tienen los mismos derechos que los demás. Tienen derecho a vivir con los apoyos necesarios y obtener la igualdad de oportunidades como los niños neurotípicos.

Espero que esto os ayude un poco a sobrellevar la cuarentena en la que nos encontramos, pero debemos recordar que unidos somos más fuertes. Y que mientras se pueda todos lo voluntarios seguiremos luchando para que se llegue a la aceptación de vuestros hijos y sus derechos.

Un saludo muy grande a todos. Besos y abrazos,

Nerea Tornaría López