La incidencia de depresión, ansiedad, estrés,…, alcanzan hasta el 42% (1) de los adolescentes con autismo, un porcentaje francamente preocupante. Hay mil y un factores que afectan a esta situación, el modelo académico, la presión social, la incomprensión de situaciones,…, y un largo sinnúmero de situaciones que, en suma, marcan de una forma u otra los aspectos concomitantes con los Trastornos del Espectro del Autismo. Y son estos factores los promotores de la problemática emocional sobrevenida en los chicos y chicas con Autismo y Asperger. Hoy vamos a hablar de la “Indefensión Aprendida”y de cómo afecta directamente a los alumnos con TEA y también de forma muy intensa a sus familias. Pero antes de seguir leyendo vean el siguiente vídeo, está subtitulado al español y considero que es una prueba muy gráfica y obvia de lo que voy a exponer a continuación.
http://youtu.be/OtB6RTJVqPM
En el sencillo y breve experimento hemos visto como unos jóvenes se han sentido unos “estúpidos, apurados, confundidos, frustrados”, en apenas unos minutos, pero no solo eso, en la última palabra que era fácil (CINERAMA) y la misma para ambos grupos, los jóvenes que recibieron la hoja con las dos primeras palabras complejas no han sido capaces de resolverla. Se les ha inducido un estado de indefensión que les ha hecho tener un sentimiento de falta de confianza. Cuando un buen amigo con Asperger me mandó este vídeo me dijo, -ves, esto ha sido toda mi vida-, una sentencia brutal. Pero a estas alturas quizá no sepan que es esto de la indefensión aprendida, en la bibliografía encontrarán más información si desean ampliar sus conocimientos sobre este interesante tema. Haré un muy breve resumen introductorio, seguro que muchos de ustedes se van a sentir muy, pero que muy identificados con este tipo de situaciones.
En 1965 Martin E. P. Seligman y sus colegas descubrieron algo imprevisto en su estudio sobre el miedo y el aprendizaje. Estaban ensayando con perros utilizando un modelo de condicionamiento clásico (Pavlov), pero aquí variaron el experimento, al hacer sonar un determinado sonido, el perro en vez de recompensado con una golosina, recibía una leve descarga eléctrica. El perro estaba encerrado, de forma que como es obvio no podía hacer nada por evitar la descarga. Posteriormente llevaron al perro a una caja con una salida, de forma que pudiese escapar de un salto, pretendían estudiar el comportamiento de huida y miedo ante el sonido asociado a la descarga. Para el asombro de los investigadores los perros se quedaban en la caja abierta recibiendo las descargas y oyendo el sonido sin moverse, si ponían a un perro que nunca había pasado ese “aprendizaje previo”, como es obvio salía de un brinco de la caja abierta. Posteriormente los perros mostraron deterioros en sus capacidades de aprendizaje ligadas al escape. Sin proponérselo indujeron un tipo de conducta a los animales; te someto a un castigo, pero como no puedes escapar, sencillamente aprende a aguantarlo. Aprende a ser indefenso. En base a esto se empezaron a realizar muchos estudios ligados con este aspecto y problemas tales como la depresión, ya que además ponía en duda las teorías conductistas de Skinner. En la idea de que tu condicionamiento mental influye en tus reacciones, incluso en la forma de afrontarlas, desde la “aceptación” del castigo sin motivo sostenido, o a pensar que en realidad me merezco el castigo. Aunque claro, siempre hay gente muy optimista que es inmune al desaliento, y gente muy pesimista que ver lo peor incluso en el paraíso. Por tanto la personas super-pesimista podrá ser más afecta a desarrollar una depresión que una super-optimista. Sin embargo, inducir un estado depresivo relacionado con el entorno es algo más común de lo que pensamos. El acoso escolar o laboral son un claro ejemplo, que afecta tanto a niños y niñas en el colegio como a adultos en sus puestos de trabajo.
En el caso de los TEA yo casi hablaría más de Desamparo Inducido que de Indefensión Aprendida, ya que hay factores que realmente se desembocan debido al desamparo del marco ecológico que induce a esta sensación, y no a un modelo de “Indefensión Aprendida”. En la intervención moderna en autismo se habla mucho sobre los modelos de Apoyo Conductual Positivo (ACP), esto vendría a ser como el antídoto que intenta paliar precisamente este efecto negativo en la persona y que conduce en innumerables casos a conductas problemáticas. El refuerzo negativo sostenido al que la persona con TEA se ve sometida en la práctica diaria extingue las conductas que promueven la necesidad de aprender e interactuar y se cambian por conductas de depresión e incapacidad de superar retos, por insignificantes que estos sean.
Es como sentirse un inútil para hacer cosas que al resto parecen resultares extremadamente fáciles, esta sensación mina de forma sostenida la autoestima de la persona, la hace considerarse inferior, realmente incapaz de hacer cosas sencillas (aunque sea capaz de resolver ecuaciones diferenciales mentalmente), a su vez, alteraciones en las Funciones Ejecutivas, muy comunes en las personas con TEA, impactan negativamente, y da igual si son de altísimo o de bajísimo funcionamiento, estas alteraciones dificultan profundamente la capacidad de la persona para resolver situaciones cotidianas. Para ilustrarlo pondré un ejemplo que tiene mucho que ver con las famosas rutinas y la función ejecutiva, no olvidemos que durante décadas se ha pretendido inculcar la idea que la persona con autismo debe vivir bajo estrictas rutinas y ambientes controlados, lo que nadie nos decía era el por qué de semejante propuesta tan aberrante a mi modo de ver. Bien imaginemos que “Juan” va cada día a comprar el pan caminando, desde su casa a la panadería apenas hay tres manzanas (cuadras). Cada día Juan va a la panadería y compra dos barras de pan por un euro. Pero un día debido a unas obras el camino por el que Juan va a la panadería está cortado, en vez de sencillamente dar un rodeo, Juan se queda absolutamente bloqueado, no sabe resolver la situación. Otro ejemplo podemos ponerlo con el precio del pan, Juan siempre paga un euro por las dos barras de pan, pero ha habido una subida de precio y ahora el pan vale 1.20€, Juan no va a saber resolver la situación y querrá pagar el precio de siempre. Bien, situaciones como estas son muy habituales, pero un niño de 5 años es capaz de resolver infinidad de situaciones que requieren de cierta improvisación, espontaneidad, adaptabilidad, propuesta de soluciones,…, o como ustedes prefieran denominarlo, por eso es tan importante trabajar en la capacidad de la persona para romper rutinas y resolver situaciones imprevistas. Un joven de 15 años con Autismo de Alto Funcionamiento puede tener muchos problemas a la hora de resolver este tipo de situaciones cotidianas, y por tanto presentar muchas frustraciones. No hace tanto tiempo se propugnaba que se le evitasen a la persona estas situaciones, de esta forma no se alteraban, lo que no hacían era proveer de herramientas a la persona para que ella pudiesen afrontar situaciones imprevistas y resolverlas. Se imponía aquella máxima adocenada y rancia de que “como no pueden aprender nada, pues no les enseñamos nada”.
Pero vayamos al aula, en ese ambiente la situación que hemos visto en el vídeo es una situación provocada, no se da de forma normal, pero en el muchacho o muchacha con Autismo o Asperger parece ser una rutina. En este caso, debido a problemas en la comprensión del lenguaje, ya sea por literalidad, por problemas de resolución semántica o pragmática, o incluso por problemas de déficit de atención, comprender las peticiones puede ser extremadamente complejo. De forma que mientras el resto de los compañeros actúan de forma natural y al unísono ante una orden o petición determinada el chico o chica con TEA se queda totalmente bloqueado sin saber realmente qué tiene que hacer, pero se ve como el único que no es capaz de entender nada. El estado emocional que va a ir desarrollando a diario es obvio.
Según Seligman la persona pierde la motivación, reducirá el intento por resolver adecuadamente la situación que se le presentan e incluso reducirá el número de respuestas correctas, aunque anteriormente supiese resolverlas. Y evidentemente esta perdida de motivación va a afectar también a las capacidades cognitivas de la persona dificultando el aprendizaje. Esto desemboca a su vez en aspectos emocionales e incluso físicos, apareciendo sentimientos de desamparo, miedo ansiedad, depresión,…, y a su vez pueden darse efectos físicos en la persona en casos severos.
Este cuadro genera un estado emocional negativo en la persona que puede afectar seriamente a su estabilidad. La adolescencia es compleja para todos y los chicos y chicas con TEA no son una excepción. Pero también coincidiendo con el paso a secundaria las exigencias académicas son mucho mayores, los profesores no suelen ser tan comprensivos como en primaria, además ya no tenemos un solo profesor o profesora, tenemos uno distinto por cada materia. Este momento va a generar también un cambio de hábitos importantes, si la persona con TEA no es capaz de procesar adecuadamente todos estos cambios, sumados a los cambios biológicos propios, existe la posibilidad de que caiga en un modelo como el que hemos explicado aquí, el cual no es nada deseable, es por tanto fundamental que el equipo docente tenga toda la información necesaria para dar el apoyo necesario al alumno con TEA, cosas tan obvias como entrar en el aula y decir “Siéntense”, hace que todos se sienten, pero quizá el alumno con TEA no entienda correctamente la orden, un ligero cambio en el profesor diciendo “Carlos, siéntese, los demás, hagan lo mismo”, pueden marcar una gran diferencia. Es importante también verificar que el alumno está entendiendo todo correctamente de forma que pueda dar la respuesta adecuada, incluso pequeños cambios en los enunciados de las preguntas de los exámenes ayudaran al alumno a mejorar su confianza a la hora de afrontar un examen, ya que podrá entender correctamente los enunciados y responder a las preguntas.
Pero hay otro aspecto importante, y es que esta Indefensión Aprendida o Desamparo Inducido (personalmente me gusta más la segunda definición) no solo afecta al alumno, puede también incidir en la familia, que llega un momento en que a pesar de que saben que los medios de que disponen sus hijos en el colegio son insuficientes, se rinden, como en una especie de estado de conformismo. No consigo nada más y esto es lo que hay, además no voy a conseguir nada, es imposible, no sirvo, no puedo, …., o cualquier otro aspecto negativista. Ojo, porque la familia también puede incurrir en estados de ansiedad, estrés, tensión emocional, depresión,…, esto hay que evitarlo a toda costa. El núcleo familiar es fundamental, si se resquebraja tendremos doble problema.
David Comin, http://autismodiario.org/
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